El hijo del fundador del Teatro Negro de Praga dio una nota a LA CAPITAL en la que habló del espectáculo, de su padre y de su vida nómada.
“No sólo hacemos que los objetos vuelen, sino que les damos vida” le contó Jirí Aster Srnec a LA CAPITAL, horas antes de llegar a Mar del Plata para la única función del Teatro Negro de Praga en estas vacaciones de invierno.
Desde 2013, el hijo de Jirí Srnec, fundador del Teatro Negro de Praga, es el director de la compañía y quien está a cargo de las giras por todo el mundo.
Con el espectáculo “Antología”, estará hoy a las 17.30 en el Teatro Provincial (Boulevard Marítimo 2544, casi Lamadrid).
“Usted nunca sabrá si lo vio o lo soñó…” es el lema y promesa del Teatro Negro checo que fundó y aún hoy, con 87 años, dirige Jirí Srnec, quien sigue creando historias.
Su hijo, que se crió viajando junto a su familia por el mundo, con esta particular y universal forma de hacer arte, reconoció que “una vez que experimentas esta forma de vida nómada, siempre estarás pensando en sitios distintos en los que el aire juegue con tu cabello”, en una nota en la que también habló del espectáculo, de la compañía y de su padre.
– ¿Cómo puede describir el espectáculo “Antología” que traen a Mar del Plata?
– Es una selección de ocho diferentes escenas o sketches de diversas producciones originales del Black Light Theatre Srnec (Teatro Negro Srnec) de los años 60′, 70′ y 80′. Por eso la llamamos Antología. Cada acto tiene su propia historia, conformando un espectáculo poético, fresco y divertido, muy adecuado para toda la familia. Usamos el lenguaje universal del movimiento y el teatro negro, por lo que las historias son entendidas por cualquier persona de cualquier edad y nacionalidad.
– ¿Cómo está compuesto el elenco que participa en esta producción especialmente?
– Siempre estamos buscando actores con particularidades. Durante los castings me encanta subir al escenario a más actores y dejar que hagan casi lo que sea. Alguien llama tu atención demostrando carisma y presencia y desde allí es posible construir un personaje completo para el espectáculo. En el casting hacemos muchos movimientos, actuamos, hacemos ejercicios rítmicos y buscamos que los actores estén preparados para escuchar con mucha precisión la música para así poder realizar pequeños cambios en los sonidos. Por supuesto, la habilidad de moverse y expresarse como objetos vivientes es esencial y gran parte del casting. Y finalmente, pero no menos importante, queremos a personas que encajen en la compañía, que estén dispuestas a viajar y hacer largas giras, lo cual a veces es muy difícil.
– ¿Cómo es el proceso creativo de los espectáculos del Teatro Negro de Jirí Srnec? ¿Qué objetivo se proponen al comenzar a pensarlos?
– Todos los espectáculos fueron obra de mi padre, el fundador del teatro negro, el Sr. Jirí Srnec. Él siempre tiene miles de historias en su cabeza. Incluso hoy en día, estando a punto de cumplir 87 años. Siempre amó el mantener la percepción infantil del mundo. Ello es una gran parte de la performance, esencial para el teatro negro. Mi padre siempre quiso mantener muy ocupada la imaginación de los espectadores durante sus shows. Pienso que él no tiene un real objetivo cuando crea un nuevo show. Sólo busca divertirse durante un proceso creativo sin fin, incluso en los preparativos del espectáculo.
– ¿Hay una relación especial de actores con los objetos, en este “juego” entre lo que se ve y lo que no se ve en escena?
– Por supuesto. El diálogo sin palabras de por medio entre los objetos -movidos por actores “invisibles”- y los actores visibles está presente por completo en el espectáculo. Mantenemos el aspecto lúdico, especialmente en los segmentos del show que están basados en la improvisación. Tú nunca puedes saber qué va a ocurrir durante esos momentos. Y si a la audiencia le gusta, lo podremos repetir en próximos shows.
– ¿Cuál es el secreto para mantener viva la compañía, siempre de manera independiente, sin apoyos oficiales?
– Creo que el arte en sí mismo. El teatro negro es sólo un canal para contar historias de una manera un poco diferente. Lo importante son las historias en sí mismas y cómo utilizamos los efectos de las luces. No sólo hacemos que los objetos “vuelen”, sino que les damos vida. Eso es lo que nos hizo únicos en la gran familia del teatro del mundo. En este camino, también hemos pasado tiempos duros y, honestamente, si hiciéramos teatro sólo por negocios nos hubiésemos dado por vencidos en muchas oportunidades. Pero para mi padre el teatro es una misión de vida, una manera de vivir. Ello es un patrimonio legado de padre a hijo.
– Se crió viendo, conociendo, aprendiendo este mundo de la mano de su padres ¿qué es lo que más destaca de esta forma de vida? ¿Qué cambios ha incorporado usted con la experiencia?
– Espero comprender y responder bien a su pregunta. Cuando mi padre fundó el teatro negro era imposible viajar fuera de Checoslovaquia por otros medios. El teatro dio a él y a las personas que trabajaron a su par la gran oportunidad de ver el mundo. De recorrer una gran parte del mundo en tiempos cuando no era usual viajar demasiado. Eso definitivamente modificó y enriqueció su modo de ver la vida. Pero básicamente creo que para mi padre Praga fue esencial en la creación, junto a artistas que le rodearon y con los cuales crearon los shows desde Praga a Checoslovaquia (luego República Checa). A la vez, siento que el hecho de conocer otras culturas le dio a mi padre aún más fuerza a las nuevas creaciones. Cuando sus historias no tienen fronteras y el mundo entero puede “escucharlas”, ciertamente tiene influencia en su obra de arte. En cuanto a mi persona -parte de la segunda generación del teatro negro- compartí durante mi niñez muchos viajes junto a mis padres, lo que se tornó una forma de ser habitual. Por el contrario, me sentía extraño cuando actuábamos por tiempos prolongados en un lugar de Praga. Pero, honestamente, cuanto más adulto soy más aprecio estar en Praga y sentir las raíces de mi país.
Sólo temo que, una vez que experimentas esta forma de vida nómada, siempre estarás pensando en sitios distintos en los que el aire juegue con tu cabello.